viernes, abril 27, 2007

La melancólica muerte de Teresa

No podemos escribir, no podemos hablar, tenemos los ojos demasiado rojos para ver y las manos atadas, no podemos siquiera abrazarnos hoy...




Rubén: No me lo explico, esa chica debía ser muy rara, nadie se muere de esa forma tan extraña.
-Tomás no hables de mi como si no estuviera delante- dijo Teresa desde la voz de Carla.
Rubén: Qué ha sido eso?
Carla: un hilo rojo.


Foto de Rebel proyects.
(Rebel son Remi,pernocta para sus admiradores, y Bel, mi queridaLadybel )





lunes, abril 23, 2007

La insoportable muerte de Teresa según Carla

Daba la sensación de estar hueca, como si la hubieran vaciado. Estoy segura de que si le hubiese levantado los párpados me hubiese caído por ellos al vacío. Cuando pude darme cuenta de que la tenía encima mía ya había perdido todo el color. Parecía una imagen sacada de una película de los años 50 en blanco y negro. Ni iquiera me haía fijado en ella antes, iba caminando mirando al suelo, y de pronto una desconocida caía sobre mí. No me asusté, ni siquiera cuando la coloqué en el suelo, menos aún cuando confirmaron su muerte; no hacía falta, desde el momento en que rozó mi piel supe que aquel cuerpo no podía tener vida.

Le salía un hilo rojo de la boca, un hilo literalmente, nada de sangre. Comencé a tirar de él y parecía no acabarse nunca, estaba humedo y me pinchaba las manos, pero no podía dejar de sacarlo; cuando parecía acabarse se volvía más oscuro. Cojí la maraña roja y me la coloqué alrededor del cuello, era lo mínimo que podía hacer con sus emociones; me las estaba regalando, parecía pedirme a gritos que me quedase con lo único que quedaba vivo de ella.

Ha sido la muerte más extraña que he visto.Y sabes lo más curioso? parecía contenta.

domingo, abril 22, 2007

Conociste a una sirena...

Faltan 9 minutos para que den las 8. Parada de regulación; 6 minutos esperando que pase el tiempo. Vuelvo a llegar tarde como cada sábado, puto autobus.

Arranca por fin, y llega alguién tarde. Me van a despedir, lo sé...no me lo creo. Tenía un cigarro en la mano, nada con que encenderlo, a mi alrededor todos demasiados sanos o demasiados ensimismados con el concierto como para molestarlos. Entonces vi unas manos haciendo un porro, toqué el brazo que las unía con una espalda. Me sonreíste amablemente al darme fuego, y no dejamos de mirarnos en lo que quedaba de canción. Afortunadamente entre nosotros había un grupo de inadaptados que llamaban la atención y nos servían de excusa para girarnos el uno hacia el otro, pero sólo un poco. A ratos te miraba desde la esquina de mi ojo izquierdo, y al darte cuenta actuabas y posabas. A ratos tu también me mirabas disimulado, sabías que lo notaba, por eso lo hacías. En Soldadito Marinero me sonreiste de nuevo. Yo no tenía más cigarros ni tú excusas para hablarme. Se acabó el concierto, y mientras rescataba a mi hermana, alguién te llamó y ya no estabas. Me puse triste un segundo, despúes se me pasó, pensé que como tantas otras veces, lo habría imaginado todo.

Ahora estás aquí, en el asiento de delante, mirando por la ventana, mirandome desde la esquina de tu ojo izquierdo. Sabes que soy alguién, aunque no estoy segura de que me reconozcas. Sólo hay tres personas más en el autobus, y has recorrido todo el pasillo hasta llegar al fondo mirándome entre confundido y sorprendido; tanto es así, que me has hecho bajar a mirada de nuevo a mi libro mientras sonreía.

Ahora sí, estoy segura que me recuerdas porque has subido la múscica de tu mp3, y escucho a fito mientras me preocupa que tus timpanos estallen o se conviertan en peces que viven por la boca. Desde las páginas dle libro que ya no leo, dos famas me miran conmovidas, un cronopio se rie de mí, y una esperanza boba que no entiende lo que pasa, está a punto de escaparse por el borde de la página.

Llega tu parada y te levantas demasiados minutos antes, de pie a un metro de mí, disimulando jugamos a disimular que nos miramos disimuladamente. Un esbozo de sonrisa aparece en la esquina de tu boca, te bajas, y me pregunto a donde iras a estas horas. Creo que voy a empezar a venir cada sábado en autobus. Ya sin disimulo, nos miramos mientras el autobus se marcha.

Me alegro de haberme puesto tan guapa esta mañana. Empiezo a pensar que esta ciudad no es tan grande.

viernes, abril 20, 2007

AsFiXia

Ni siquiera el silencio me aleja de ti. Derrumbas las barreras que pongo a mi alrededor con solo echar el humo de los cigarros que no quiero fumar. Invades sin legitimidad alguna mi espacio, mi aire, mi cuerpo, mis sueños. Te crees con derecho a manosear mi cuerpo con tus ojos insistentemente. Disfrazas tus ofensas con sonrisas ambigüas, que confunden mi culpabilidad.

Me atas las manos, los pies, la lengua y los ojos con cintas de películas que vomitas sin parar; con un lazo hecho de letras que se cayeron de las páginas de un libro de historia hace tiempo, cuando las chicas aún suspiraban al verte.

Mi angustia te excita, y la buscas, con susurros, mentiras, o verdades; todas adornando la punta de un dardo que no va dirigido al centro de ninguna diana.

El brillo de la voz se queda a media mitad del camino, no llega al otro lado del teléfono. Las palabras no salen por los dedos. No hablo, no escribo. La literatura no puede devolverme a la vida.

Déjame

viernes, abril 13, 2007

Rubén por palabras

Se ofrecen 5 horas de sexo con amor a la mejor postora. Se garantiza no habrá llamadas ni mensajes posteriores. Abrazos y cigarrillos poscoitales incluidos.

Normas:
No decir te-quiero con la boca, sólo con las manos, restregando cada letra por el cuerpo, con puntos y comas de labios y lenguas.
Mantener la compostura en todo momento, hasta enloquecer y perder el control, dibujando el placer en mi espalda.

Advertencia:
Hundir las manos en el pelo, morder suavemente la nariz, mirar en el fondo de tus ojos, dormir abrazados y besarnos al despertar, no quiere decir que vayamos a casarnos ni que te piense invitar al cine, aunque sea la última de Tarantino.

Imprescindible: condones y pastillas antienamoramiento

sábado, abril 07, 2007

Otro cigarro?

Carla: nadie le ha dicho que sean novios. El lo da por hecho, ayer le dijo te-quiero.
Rubén: el momento te-quiero…
Carla: rompedor.
Rubén: hay tantos te-quiero que no quieren ser escuchados.
Carla: has escuchado muchos te-quiero no deseados?
Rubén: demasiados…y tu?
Carla: sólo uno, pero pesaba como si fueran muchos.
Rubén: los te-quiero te hacen decidir, cambiar la situación; no sé con que derecho se creen algunas personas a tambalear tu vida.
Carla: la mayoría no lo consiguen.
Rubén: y has dicho te-quiero alguna vez sin querer decirlo?
Carla: muchas veces, no lo puedo evitar, se me escapa de la boca, y no me doy cuenta hasta que lo escucho. Nunca has confundido el amor con un orgasmo?
Rubén: Sólo contigo.
Carla: no te creo.
Rubén: haces bien. No soporto la gente que te entrega su vida por unos minutos de placer.
Carla: O por una mirada.
Rubén. O una sonrisa.
Carla: Pero es que tu sonrisa es para enamorar. Entran ganas de quererte.
Rubén: Entran ganas de quererme o me quieres? Ganas de querer tenemos todos alguna vez, unos más que otros, pero querer…eso es otra cosa.
Carla: la gente no sabe que hacer que su vida, por eso necesitan regalarla al primero que parezca saber que hacer con ella, necesitan quitársela de encima cuanto antes.
Rubén: otro cigarro?
Carla: abrazame.
Rubén-Carla: te-quiero
Rubén: todavía te tiemblan las piernas.
Carla: lo sé.