sábado, julio 07, 2007

El sueño de Carla

Me he despertado en mitad de la conversación. He cerrado los ojos fuerte, tanto que al abrirlos sólo veía puntos negros en la habitación. Quería volver a dormirme, seguir soñando, escuchar lo que sólo te atreves a contarme en sueños. Tragarme tus palabras, devorarlas salvajemente; saborear cada letra, y recoger con el dedo las comas que se han enganchado en la comisura de los labios.

He estado a punto de llamarte, conmovida por tus palabras. Por un momento he olvidado que no eran más que un producto de mi mente. No entiendo esa manía de dar más valor a lo que soñamos dormidos que despiertos. Cuando sueño despierta dices cosas más conmovedoras aún, y sin embargo nunca me he dejado llevar hasta el teléfono por ellas.

Envuelta en las sabanas, que no son más que hojas de almanaques arrugadas vuelvo a dibujar el hueco de tus manos en la boca de mi estómago.

Rubén: otro cigarro?




Pero no era más que un sueño…

El centro de gravedad de tu ombligo

He descubierto que el mundo acaba en tu ombligo.
Más allá no hay nada,
sólo huecos llenos de besos,
sólo ausencias de caricias.

De tu mano no me da miedo lanzarme
al vacío de tus ojos,
ni al azul de tus palabras.

Tu voz resonando en mi cabeza me abraza.
Las sabanas aún calientes,
te hechan de menos,
son más sentimentales que yo.

El hueco que has dejado en mi cama
me hace compañía.

Sé que no puedes quedarte,
lanzarse al vacío es una cosa,
arriesgarme a quererte otra bien distinta.

Cierra la puerta al salir,
no vaya a ser q te de por volver.