lunes, noviembre 27, 2006

Llorando bajo la lluvía

Debía ser noviembre, hacía unos días que no dejaba de llover y no tenía paraguas. Por aquel entonces yo aún era una persona que se ilusionaba con pequeños detalles, nunca había sido dificil hacerme sonreír. A veces incluso llegaba a pensar que el cosiderar que era feliz al entrar en una papeleria era simplemente una invención, una mentira creada para tener algún motivo por el que ser feliz, o por el que creerme feliz. Pero lo cierto es que el olor a goma de borrar, los cuadernos de pasta dura con dibujos y los lapices de colores me hacían más feliz que muchas personas.

Aquella tarde no paraba de llover, y entré en una tienda cerca de la facultad. No tardé mucho en decidirme, era el paraguas más bonito del mundo. Naranja, con circulos en distintos tonos, era el único que no era plegable, pero aún así me encantaba. Me lo llevé y al salir dejó de llover.

No llovió al día siguiente, ni al otro. Yo enseñaba mi paraguas a todo el que venía a casa, y deseaba ansiosa la oportunidad de utilizarlo. Quizás mi vida fuese tan aburrida que mi nuevo paraguas era lo más emocionante de ella.

Era casi la hora de cenar, él estaba a punto de irse, y empezamos a discutir. Ya no recuerdo por que, por algún motivo estúpido probablemente. Siempre eran motivos estúpidos. No paraba de gritar, y al primer golpe me metí en la cama y me cubrí con el edredón, como si al estar bajo las mantas aquello no estuviese ocurriendo, como si no fuese mi espalda la golpeda, como si al no verlo pudiese olvidarlo. Debajo de las mantas, sin querer salir de ellas nunca, no por miedo, sino porque después de aquello, qué? Salir de las mantas, mirarte al espejo y saber lo que nadie más que tú sabe. Saber lo que ha ocurrido. Por eso siempre era más fácil quedarse entre las mantas esperando a que él se calmara, a que volviese a estar como antes, y así pensar que era antes, y que nada había ocurrido.

Nos despedimos con un beso y un tequiero hasta el día siguiente. Todo borrado, como siempre. Pero esa vez no, esa vez, al volver a mi habitación encontré en una esquina mi paraguas roto en tres pedazos.

Era el paraguas más bonito del mundo, eran mis ilusiones. Esperé días, semanas, meses, a que apareciese con un paraguas nuevo.Ni siquiera hablamos del tema. Sabía que quedaban más en la tienda, pero no quería ser yo la que lo comprara. No lo hizo nunca, no me devolvió la ilusión.

Y llegó Junio y dejó de llover y ya no había paraguas en las tiendas, ni sonrisas al entrar en las papelerias. Empezaba a estar cansada de meterme entre las mantas, porque ya apenas salía de ellas y no me dejaban ver lo que había a mi alrededor.

Una tarde, en uno de los miles de intentos fallidos por recuperar mi ilusión salí con Ana a hacer fotos. No hicimos ni una sola foto, Ana ocupó toda la tarde en escuchar el ruido de mi cabeza. Al volver a casa, entré en una tienda, y había paraguas de rebaja. Había uno exactamente igual que mi paraguas, pero esta vez de color verde. Era aún más bonito que el primero. Sin dudarlo me lo llevé conmigo.

Paseaba por la calle sonriendo y la gente me miraba por que hacía muchisimo calor. Esa noche apagué el móvil y salí con Ana.
Un par de semanas después volví a apagar el móvil para que no conveciese de que no lo dejaramos y desaparecí.

Todo este tiempo, mi paraguas ha estado ahí, en una esquina, casi olvidado. A veces me acercaba a él y lo miraba. He estado ocupando el tiempo, rellenando casillas para que no hubiese tiempo de meterse entre las mantas, a veces lo conseguía, y a veces no, a veces me metía bajo las mantas para resguardarme de la lluvía.

El sabado llovía y decidí, que ya era hora de utilizar mi paraguas. Salí a la calle, y fui a una papeleria, por que creo que poco a poco vuelvo a ser una de esas personas que tienen ilusión por los pequeños detalles de la vida.

Ya no relleno huecos, ahora pido que el día tenga un par de casillas más. No sé si entrar en las papelerias me hace feliz realmente o es un truco de mi mente. Ya no pienso en eso, ni siquiera me planteo si soy feliz, porque es demasiado complicado.

No sé si soy feliz, no se si quiera si existe la felicidad como tal, pero sé que últimamente mi vida empieza a estar llena de momentos sumamente agradables, y que que vuelvo a tener sueños y deseos. Al fin y al cabo, he recuperado mi paraguas, he recuperado mi ilusión.





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miércoles, noviembre 22, 2006

siempre quise ser un C.S.I

Hoy tenía que hacer un montón de cosas, pero no he hecho nada; nada de lo que tenía que hacer.
Tenía ya la comida lista, esperaba a mi hermana para comer que se retrasaba demasiado, cuando sonó el teléfono. Era ella, tenía demasiado trabajo y no podía venir a comer, Te vienes aquí y comemos rápido en el bar?.
Tardé una media hora, cuando llegué sin decirme nada me dió un papel para que lo leyera. No podía creerlo, aquello era un reclamación poniendo a parir a mi hermana. Cualquiera que conozca a mi hermana y sepa como trabaja podría darse cuenta de que nada de lo que decía aquella reclamación podía ser verdad.

La reclamación había sido enviada directamente al Director General a Barcelona. La clienta no daba más dato que su nombre, ningún número de telefono, ni dirección. Mi hermana, como era de esperar, no tenía ninguna clienta en su base de datos con ese nombre, y por supuesto, no recordaba el incidente (bastante poco creible, por cierto). En la reclamación curiosamente, la clienta hablaba muy, pero que muy bien, de otro trabajador, dando su nombre e incluso el lugar donde trabaja anteriormente. También conocía otros datos, como que mi hermana era la encargada de la tienda, además de la directora de proyectos, cosa que casi ningún cliente sabe.

Bastante obvio por el momento. Pero ella es así,

-No quiero ser mal pensada.
-Vamos a comer, me llevo el mail, por cierto, que dirección más estúpida, lauragar100@hotmail.com, quién coño no tiene un número más personal que el 100?

Mi hermana tiene la suerte de que alguno de mis ex-novios sean un poco psicópatas, y de que yo ya venga de vuelta de estas cosas.

-Dame 5 minutos voy a probar algo.

Abrimos hotmail, olvidé mi contraseña, lugar de nacimiento de la madre, sevilla,

-Encima es tonto.

Bingo. Bandeja de entrada, 2 mensajes, el primero de mi hermana pidiendole que se pusiese en contaco con ella, el segundo de Hotmail,Bienvenido a Hotmail, fecha: 20 noviembre.

-Manda huevos

Por supuesto, no habia más mensajes, ni ningún contacto en el messenger...,previsible.

Llamamos por télefono al informático de la empresa de Barcelona que tenía acceso al mail original.

-Me encantan estos trabajitos, te llamo en cuanto sepa algo.

Mientras, nos sentamos a charlar todos los empleados y yo. Me hubiese gustado grabar como su cara empezaba a ponerse roja y a descomponerse poco a poco.

-Pero estas segura de eso?
-De lo que estoy segura es de que alguien ha creado esa cuenta sólo para escribir ese e-mail, y lo puedo demostrar. Y además podemos saber desde donde, estamos en ello, mañana sabremos algo.


No tardó ni cinco minutos en irse, se encontraba mal. Antes de eso hizo un montón de preguntas sobre el tema, estaba super nervioso.

El informático nos llamó.

-Ya tengo el IP y la ubicación. Facultad de Derecho, te sirve de algo?

La facultad de su novia, que listos son los dos. Para utilizar los ordenadores en la universidad de sevillas, tienes que identificarte.

Casualmente tengo un amigo policia que trabaja en delitos informáticos. Mañana lo llamaré a ver que me dice.

Para ser retorcido, rastrero y trepa, hay que ser inteligente.

lunes, noviembre 20, 2006

recuerdos traicionados

Me pregunto si existen tipos estándar de personas. Si hay algo así como cien tipos de mujeres, cien perfiles definidos con poco margen para la improvisación. Con la misma forma de comportarse, de reírse, de quedarse dormida, de acariciar y cocinar. Con la misma forma de relacionarse, y los mismos gustos.

Y me pregunto esta inmensa tontería, porque no creo en las casualidades.

Tenía quince años y estaba completamente enamorada de N. Me parecía que tenía la boca más bonita del mundo, literalmente, no concebía una boca más perfecta. Pensaba en él cada noche, antes de acostarme, después de apagar la luz, imaginaba que estaba a mi lado y podía abrazarlo al cerrar los ojos. Cambie mi ruta al instituto, la nueva era mucho más larga, pero a veces, si pasaba por su puerta entre las ocho y once y las ocho y catorce podía verlo salir de casa. Iba detrás de él, nunca me atreví a decirle que estaba ahí atrás, caminaba a pocos metros de él, y enseguida lo perdía de vista al girar la esquina. Duraba muy pocos minutos, su instituto de curas estaba demasiado cerca de su casa. Pero esos minutos eran lo que me hacían sonreír el resto del día.

Así pasaron los meses, contando los días que faltaban para que llegara el martes y el jueves y nos sentáramos juntos en clases de inglés. Llegó junio, y ante la idea de romper la pequeña rutina que me hacía sonreír, en un alarde de valentía ( ni yo misma podía, ni puedo aún creerlo) corrí tras él y le dije todas las tonterías románticas que se le pueden pasar por la cabeza a una niña de quince años.

Tres días después cuando me acompañaba a casa por la noche, antes de darme mi primer (y horrible, pero encantador) beso; me habló de su única experiencia anterior con el sexo opuesto. Era una rubia, creo que medio americana. No se porqué hacemos eso, porqué hablamos siempre de las ex en las primeras citas, y peor aún, no entiendo porqué nos sentimos amenazados por ellas. Las ex siempre ocupan al principio de cualquier relación, un lugar quizás no más importante, pero si mayor, que nosotras. Somos nuevas, estamos luchando por hacernos un hueco en vuestra memoria emocional, y ellas ya lo tienen. Lo fácil sería pensar que si ahora somos nosotras las que recibimos su abrazo y no ellas, será por alguna razón, por la misma por la que no debemos preocuparnos.

Pero lo cierto, es que casi siempre hablamos de los ex, traicionando inclusos detalles, que no deberían ser contados. Creyendo que eso, que asistir a su traición, nos sitúa por encima de ellos, nos hace ocupar ahora el hueco que ese detalle ocupaba, y así, poco a poco, creemos invadir la memoria emocional de la persona a la que amamos, y así poco a poco borrar el hueco que alguien ocupaba antes. Como si fuese posible borrar el recuerdo o los besos ya dados, o los que nunca se dieron.

Esa rubia no me caía bien. Me parecía tonta, pija y con voz de rata. A los cuatro días de nuestro primer beso, fuimos a la playa. Era verano, la noche anterior, me había prometido llevarme a la playa en invierno; los surferos se pasan el inverno en la playa y el verano de camping. Pero no fui con él a la playa en invierno, de hecho no fui nunca más a la playa, ni a ningún sitio con él. Mi primera historia de amor duró 4 días.


Un par de meses después, me dejé besar por un niño muy mono. Entre beso y beso traicionó detalles de su larga lista de conquistas. La rubia era una de ellas.

Poco más de un año después, con la excusa de que le enseñase francés, el guapo del instituto invitó a la empollona a su casa. Salimos durante dos años, aunque aún no entiendo muy bien porqué. Nos queríamos, pero éramos absolutamente distintos. Jugador de baloncesto, repetidor, quería ser negro. Grupo de teatro, clases de danza, vegetariana.

Traicionó a todas las que había besado en su vida por supuesto. También lo hice yo. Entre nuestras traiciones había una pareja. La jugadora de baloncesto que salió con él durante varios meses, era la novia del heavy que me dejó medio tonta todo el verano.

Significa eso, que entre la rubia, la jugadora de baloncesto y yo había algo en común? Al menos teníamos gustos parecidos, eso estaba claro. Pero si habíamos gustado a los mismos chicos, es bastante probable que todas encajemos en el tipo de chicas que le gustan a ellos. Encajamos en un tipo de chicas por tanto. Esas ex, que nos caen tan mal, son probablemente, las tías más parecidas a nosotras mismas.

Haciendo memoria, hay más de una ex traicionada con la que comparto más de un chico. Hace un par de meses, fui a tomar café a casa de un amigo. Nunca se lo he dicho a nadie, pero su compañero de piso me llamaba la atención últimamente. Me di cuenta de que realmente me gustaba aquel día, cuando tomaba café en la terraza y él no salía de su cuarto. Horas más tarde, por fin apareció, salió de su cuarto con una pelirroja muy guapa. La misma pelirroja que ayer me miraba mal cuando abracé sorprendida (pues estábamos en otra ciudad) a mi último chico, al último importante al menos.

Esta vez seré yo la traicionada supongo, si es que ocupo un lugar lo bastante importante en su memoria emocional como para serlo. Lo curioso de estar de este lado, es que a pesar de todo, a pesar de no estar escribiendo en la memoria de nadie, es mucho más divertido desde aquí. Es mucho mejor ser un recuerdo que competir con ellos.

Tenía ganas de acercarme a ella y decirle que no pasaba nada, pero hubiese sido peor. Así que cuando me di cuenta deje de abrazarlo. Y es que seguramente me parezca más a ella de lo que cree, y se que prefiere que siga hablando con él, que no me marche repentinamente, se que no quiere sentir que está celosa y que me ha echado con la mirada; se que si me quedo y actúo con naturalidad sentirá que lo está haciendo bien, sentirá que ha controlado ese deseo de ocupar el lugar de mis recuerdos. Y como se parece a mí más de lo que cree, me cae bien, y me quedo, pero sólo un poco, lo justo. Luego hago mutis por el foro, y la dejo que siga escribiendo sobre lo que quedaba de mí.

Quizás sea casualidad, pero creo que debe haber algo en común entre todas. Y estoy segura, de que si no hubiesemos conocido a los mismos hombres,nos llevariamos muy bien.

lunes, noviembre 13, 2006

Noviembre

Hay palabras que aunque por sí solas, a penas digan nada a la mayoría, esconden trás ellas todo un mundo para alguién. Noviembre; un mes, una película. Una película más,(o una menos, como diría la Maga). Pero algo más que una película, una pizca de esperanza, un canto a los sueños, lleguen estos a cumplirse o no. Un sueño en sí misma, en un lugar donde los problemas ni siquiera nos dejan dormir.


Noviembre en Sevilla es increíble. Hay tantas cosas que hacer que se solapan unas con otras y tienes que elegir. Es entonces cuando descubres que por mucho que te guste el cine, hay una bailarina (frustada) dentro de tí que es la que manda en esa parte del cerebro que se encarga de tomar decisiones.


Y así nos vemos, un domingo por la mañana haciendo tiempo para entrar en la Cartuja. Hace sol, y me gusta como llevo hoy el pelo, y la atmosfera artística del lugar nos invade, y por un rato creemos ser artistas. Minutos despúes estamos pisando una obra de arte. Esa es su funcionalidad, ser pisada, pero nadie se atreve, no se si por pudor o ignorancia. Pero nadie la pisa, es triste, no? ser creado con una única función y no poder llevarla a cabo, y peor, no poder llevarla a cabo debido a la cobardía o la ignorancia, o las dos cosas. no me gustaría verme en el pellejo, perdón, el plástico de esa obra. Pero empatizamos con la obra y la pisoteamos.El resto del público pudorosamente se anima a ello también. Y el mundo desaparece, y sólo existen texturas bajo nuestros pies. Lo que parecía homogeneo está lleno de combinaciones imposibles, piedras bajo imagenes de ciudades, arena rugosa tras negros infinitos, liquídos misteriosos bajo un blanco sepulcral, relieves cambiantes sobre los que caminar, quizás un camino hacia otra sensación. Y así, muchas más, hasta escuchar que quedan 5 minutos para la actuación.

Huellas, danza en paisajes insólitos. Juschka Weigel, tenía que ser de Berlín. Aunque pueda sorprendernos, existen movimientos aún por descubrir, existen combinaciones imposibles que aún pueden ser experimentadas.Expresiva, histriónica, trágica, dulce, única, como siempre. Si Berlín es lo más parecido que existe al paraíso ,Juschka es su mejor corresponsal en la Tierra.


Días más tarde, me encuentro corriendo, con prisas para llegar a tiempo al cine. Supongo que todos hemos hecho alguna vez fiarnos de un buen amigo y dejar en sus manos en la elección de la película. Esta vez sólo sabía que era de un director italiano. Llegamos por los pelos, mi amiga nos guardaba sitio, aún retomando aliento, las primeras letras. El Holocausto judío. Una película más, otra más. No podía creerlo, y no me malinterpreteis, que me parece muy interesante y necesario que seamos conscientes de todo lo horrible que fue lo que ocurrió, me parece tan interesante y necesario, como ser conscientes de otros miles de holocaustos que han tenido y tienen lugar. Pero dejando eso a un lado, que podría dar para mucho; llegan los rusos echan abajo las puertas de Auswitch, y los prisioneros, inmóviles, asustados,petrificados; incapaces de avanzar, incapaces de actuar, "nos dieron la libertad y no sabiamos que hacer con ella".


Y de hecho, muy pocos saben que hacer con ella. Admiro a los que saben ser libres, a los que no buscan continuamente obligaciones a las que exclavizarse para no tener que decidir. En ello estoy, en intentar aprender a ser libre, que no es nada fácil. Sobre todo si te has acostumbrado durante mucho tiempo, a la dolorosa pero cómoda postura de no ser más que una pieza en la consecución de los objetivos y necesidades de los demás. Objetivos y necesidades propias; complicado.


Buscando objetivos delante dos cervezas y unos nachos con queso, en menos de una hora, tenemos una idea para una exposición y para un espectáculo de danza. Lo peor de todo es que son bastante fáctibles, así que tendremos que hacerlos. No podemos dejar que se queden escritas en la servilleta del mejicano, porque ya tengo demasiadas servilletas garabateadas en el cajón. Y se acaban los nachos y las ideas y es la hora de entrar en el cine, aunque el festival también haya acabado.


Y aunque no quiero destriparos la peli.Curiosamente era una pelí de personajes con objetivos, que luchan por ellos, se cumplan o no. "La vida se divide en dos tipos de personas: los triunfadores y los fracasados", así empieza. Y ellos son triunfadores, porque luchan, da igual lo que consigan, ya han triunfado.


Al fín y al cabo, todo se reduce a eso. Se reduce a los sueños, a las ilusiones,a los objetivos,a los proyectos, que son el motor para que vivamos cada día. Que es realmente de lo que va toda esta historia, de aprender a ser libres. De descubrir, que realmente podemos elegir quién somos.

De camino a casa sonaba Hotel California, ibamos calladas, seguramente cada una dandole vueltas a cada proyecto, yo pensaba en escribir esto, y pensé, parece que las cosas empiezan a merecer la pena.


Os lo dije, Noviembre es un mes increíble en Sevilla.

martes, noviembre 07, 2006

Aterrizaje forzoso


Una payasa pekeña, de las que no puede hacer reír cuando esta triste, pero lo intenta una y otra vez, ha llegado a la luna. No recuerda muy bien cómo, pero cree que se dió un golpe fuerte en la cabeza con un crater, porque tiene un chichón enorme. Tiene vagos recuerdos, una escoba y mucho rosa y violeta...un poco de amnesia selectiva nunca viene mal. Está pensando en instalarse por aquí, la luna le gusta tanto...de eso si que se acuerda.

Ha elegido un crater bastante grande y ha decidido que será su escenario. Desde allí pretende haceros sonreír, o llorar, o las dos cosas a la vez que es más divertido.

3,2,1...la nariz puesta, arrancamos!!