Soy una persona de librerías más que de bibliotecas. Igual que soy de historias de amor fugaces más que de affairs de una noche, aunque esas historias duren menos de una noche. Nunca me ha gustado eso de tomar prestados a los libros, ni a las personas. La fecha de caducidad de las relaciones sean éstas con personas o no, me impide caer en el estrepitoso y atractivo mundo de la imprevisibilidad y la improvisación.
Puedo pasar horas curioseando entre estantes, normalmente ordenados caóticamente sin otro criterio que la primera letra del apellido del autor. En medio de ese caos que son las ciudades y las librerias a veces te cruzas con un ejemplar que parece interesante, ejemplar de hombres, quiero decir; la mayoría de las veces no.
Es mejor así, encontrar por azar que buscar. Las relaciones no se buscan, no se aplican criterios ni parámetros de busqueda para encontrar el ejemplar más idóneo en el encabezamiento de materia correspondiente: JFEC 2319, Segundo pasillo a la derecha, último estante, tercera balda; sección Economía de Mercado, Oferta. "El estudio de la Oferta en los nuevos países capitalistas" John Frank, 2001. Granada, Facultad de Filosofía, último curso, con experiencia erasmus, pelo largo, mínimo 1'80m, imprescindible que le guste Sabina.
Sería demasiado fácil y demasiado aburrido. Igual de aburrido que esos catálogos de solteros que inundan la web.
No. Yo soy de las de librerías, de las que encuentran por casualidad, de las que no ponen fecha de caducidad para dejar abierta la puerta a una posible historia de amor, con un libro, se entiende. De las que lo subrayan y lo llenan de frases para releer algún día sino decido borrar su número de teléfono, trás una desastroza cita.
El último ha sido Charlie, un tipo que inventó un lugar llamado Manhattan. Ha estado un par de días conmigo haciendome compañia en el trabajo, los fines de semana son tan aburridos...
Me han contado algunas historias, una de unas gemelas coreanas que hacen la pedicura, otra de un hombre al que mato una taza de Paris. De un accidente y de dos Torres que tienes que cruzar para no acabar en un garito de striptease. Me habló de dos hermanas, una guapa y una lista, y de Chad, del bueno del Chad. Yo también le conté algunas historias algunas inventadas, otras no. Le conté lo del chico del brazo roto que encontró a su madre colgada el día de año nuevo, igual que Charlie. La de la bailarina adicta al sexo y la de aquella noche. La de las tres amigas tomando café en la planta de arriba de un bar de Krakovia mientras una habla por telefono con su novio de vivir juntos y comprar un san bernardo, y de como las dos amigas la sostenian meses más tarde en el funeral del chico.
El lunes se fué Charlie, se despidió de mí a primera hora, delante de mi jefa, le daba igual que estuviera prohibido. Volverá a verme, lo sé, a contarme historias y escuchar las mías. La proxima en Manhattan, le he pedido que lo reinvente para mí. Le he dicho que quedemos en el Strawberries Coffee. Me han contado que hacen la mejor cheese cake de Manhattan. "Imposible! Hay una camarera nueva, no recuerdo su nombre, puede que no lo sepa. Es nueva en la ciudad, peligrosamente atractiva. Puro dolor, de esas que te enamoran y te destrozan, te hacen polvo! Es de las tuyas de las que hay que haber visto demasiadas películas para poder quererla". Le he dicho que no se preocupe, que llevo pastillas antienamoramiento en el bolso, y me ha creido.
viernes, marzo 16, 2007
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2 comentarios:
¡¡¡Oh!!!
Lo tomo como regalo de cumpleaños si no te importa.
Tomaremos montones de cheese cake en el Strawberries y formaremos parte de las estrellas de Manhattan.
Encontraremos librerías enomres donde no haya que catalogar amores.
BEsos payasita!
fdo. CumpleañeraManhattienseBel
Vaya! nunca me lo había plantedo pero yo creo que también soy de librería..... si ya decía yo que la alergia a la biblioteca de mi facultad y mi cara de fascinación a mitad de la Gran Vía tenían alguna que otra explicación...
De momento le estoy siendo muy fiel a Julio... Me cuenta historias imposibles de Magas y lo peor es que le creo...
un besote!
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